Cirugía refractiva con PRK: Regreso al futuro
Cuando ya llevas unos años en esto y empiezas a peinar alguna cana, te das cuenta que la medicina tiene muchos puntos en común con la moda en el vestir. Las tendencias de la moda hacen que estilos y prendas que estaban desfasadas vuelven a hacer furor y los más jóvenes acuden en masa a las tiendas para adaptarse a lo que se lleva, pero otros lo único que tenemos que hacer es desempolvar esas prendas del fondo de armario y … ya vamos otra vez a la moda.
Pues con la medicina, y también con la oftalmología, viene a pasar un poco lo mismo. Lo que dejó de llevarse, pues vuelve a hacerse popular… y algo así le está pasando a una técnica de cirugía refractiva: la queratectomía fotorefractiva, más conocida por sus siglas en inglés: PRK.
La PRK fue “inventada” en 1987 por el Dr. Stephen Trokel, un oftalmólogo neoyorquino que curiosamente sigue en activo y tratando pacientes. En 1995 fue aprobada por la FDA para el tratamiento de la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo (aunque para aquel entonces, ya se había empleado en España unos cuantos años, con muy buenos resultados). La técnica adquirió gran popularidad, pero unos años después fue superada por el LASIK, un procedimiento también con láser, pero esta vez debajo de un lentículo corneal tallado previamente por un microqueratomo. Esta última técnica mejoró los resultados de la PRK por 2 razones fundamentalmente:
– Rapidez de recuperación (24-48h): lo que permitía un regreso casi inmediato a la vida normal
– Ausencia de dolor en el postoperatorio
Quizá esta última característica fue la que más popularizó el LASIK e hizo que desbancara a la PRK, que pasó a ser una técnica de segunda fila.
Insisto que ambas son “láser”, y además utilizan el mismo láser excimer, pero la PRK realiza el tratamiento sobre el exterior de la córnea, produciendo una erosión de la capa epitelial que “duele” en el postoperatorio hasta que vuelve a crecer el epitelio, y también por esta razón se tarda más en recuperar… pero ¿cuáles son sus ventajas?
– Es la técnica idónea en pacientes con córneas finas: cuando la córnea es fina no podemos realizar un LASIK por el riesgo de debilitar la córnea para el futuro y que se produzca una ectasia. Con la PRK aprovechamos mejor el grosor corneal con lo que el abanico de pacientes que pueden operarse es mayor (parece que la ténica smile también podría ser útil en estos pacientes, pero es algo que no está demostrado todavía).
– Con los láseres actuales y con tratamientos para evitar la fibrosis podemos tratar miopías/hipermetropías/astigmatismos altos que antes no se podían tratar con esta técnica
– Aunque el dolor postoperatorio es un inconveniente, lo podemos tratar preventivamente con analgésicos y protectores oculares, para que sea mucho más llevadero.
– Finalmente ambas técnicas consiguen el mismo resultado: ver bien sin gafas, y las dos se han demostrado eficaces en esto.
Por lo tanto, en los casos normales se sigue recomendando el LASIK, pero en los casos límite, es aconsejable plantearse una PRK, …que vuelve a estar de moda…
Hasta el próximo post.
@drbelda
Esto me recuerda a la Orto-K .
De vez en cuando sale en el telediario como lo último en tto de miopía, y es más viejo que la tos 😉 jjjjjj
¡Qué bueno! Ya queda poco para el 2015, cuando Marti llegaba al futuro. 🙂 Lo celebraremos. Interesantísimo el post. Un abrazo.